"Horizonte final" 1997 - Paul W.S Anderson


 

INFIERNO, ES SOLO UNA PALABRA

 

Después de ver la mayoría de la filmografía de Paul W.S. Anderson no es de extrañar que se considere este 'Horizonte Final' como su mejor película sin duda alguna, y es que ni 'Mortal Kombat', ni 'Resident Evil' como adaptaciones de videojuego, ni 'Alien vs Predator', ni 'La carrera de la muerte' pueden elevarse a la altura de un film que mezcló de una manera diferente y original referentes de la ciencia ficción y el terror como 'Alien' y 'Hellraiser'.
'Event Horizon' impregna un gótico diseño de producción que tiene en la nave misteriosa, de estética inspirada en la basílica de Notre Damme, el decorado pesadillesco donde acontecen los hechos. La narrativa de 'Horizonte Final' utiliza el subconsciente de los miedos de los integrantes de la nave como amenaza para apropiarse del alma humana.
El misterio que se va desvelando mediante unos vídeos en los que con voces distorsionadas se atisba alguna palabra en latín 'LIBERATE ME EX IN FERIS' y luego se disipan imágenes horribles en las que se aprecia a los antiguos pasajeros del 'Event Horizon' con escenas dantescas en las que se visiona canibalismo, vejaciones sexuales, miembros cercenados y torturas extremas, provocan una sensación de nerviosísmo que realmente produce terror.
Asistimos a la transformación diabólica del científico (Sam Neill) que ha sido capaz de diseñar el avance científico en forma de nave espacial que revoluciona la teoría de la relatividad de Einstein para viajar por las estrellas y ampliar el conocimiento del universo, creando un agujero negro que lleva hasta límites insospechados para la naturaleza y el entendimiento humano. En el viaje espacial la nave 'Horizonte Final' se pierde en el tiempo y el espacio hasta que regresa obligando a un equipo de rescate a descubrir qué es lo que ha ocurrido. El equipo capitaneado por Laurence Fisburne descubrirá el horror, la locura y el miedo de todo aquel que se introduzca en los oscuros pasillos de esta catedral tecnológica.
Un edificio horizontal que ha viajado al infierno. Infierno que según declara el arquitecto científico reconvertido, es solo una palabra. La realidad del infierno mostrada por este intenso y vibrante film nos hace viajar a un concepto del mal tan enfermizo como atrayente. Algo así como el viaje al universo Lovercraft mezclado con Dante y el literato-cineasta Clive Barker. Lo mejor de Anderson es más que palabras. Lástima que el cineasta no salga todavía de la basura infernal en la que anda metido con las soporíferas secuelas de 'Resident Evil' o el descalabro irrisorio de 'Los tres mosqueteros'.

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