"El lobo de wall street" 2013 - Martin Scorsese


LOS DESENFRENOS DE LEONARDO DICAPRIO

 

Echándole un vistazo con perspectiva al polémico film de Scorsese, uno entiende los porqués de su nulo reconocimiento en los Oscars. Y es que lo políticamente incorrecto además de escandaloso para todo americano (tan puritanos ellos), se corona como lo más destacado de una historia plagada de depravación, avaricia, lujuria y drogas de todo tipo, con la escalada a la gloria de un joven que responde al nombre de Jordan Belfort (Di Caprio) en el negocio de vender la nada y lo intangible a cambio de un cuantioso porcentaje de beneficios. Como broker en bolsa Belfort es contagiado de una agresiva enfermedad por el personaje de Matthew McConaughey, enfermedad que consiste en agudizar el sentido para la mentira prometiendo el todo a cambio de la nada. Así que el egoísmo y la chulería a base de golpearse el pecho cual gorila es rápidamente adquirido por el joven aprendiz enfermo ya de ambición. El engaño bursátil y la especulación ofrecidos con afilada verborrea telefónica se convierten en las armas con las que Jordan Belfort construye su imperio junto con un excéntrico obeso de ridícula prótesis dental blanqueada hasta el extremo (Jonah Hill), que al igual que el personaje de Di Caprio ansía la riqueza para poder dar rienda suelta a sus desenfrenos sexuales y sus vicios de estupefacientes y lujo desmesurado. Scorsese sabe moverse cual escurridiza anguila para narrar las miserias del ser humano, ya sea con su reconocida afinidad para hablar sobre la mafia con sus fastuosas actividades o como aquí para contar el ascenso de una bestia enferma de Babilonia (el New York de los años 80's y 90's del s.XX) que sacia con prostitutas y extremas actitudes sexuales su depravación a base de abultadas e ilegales cantidades de dinero para pagarlo todo.

El dinero ganado mediante las sucias actividades bursátiles y la especulación ofrecidas como si se tratase de un preciosísimo regalo sorpresa envuelto con el más llamativo de los lazos y brillante papel en forma de infundios y tecnicísmos verbales, hace ganar millones a todos aquellos que colaboran con Belfort. Regalo sorpresa que en la mayoria de los casos para el cliente está vacío después de invertir a causa de las falsas promesas que le han convencido para poner su dinero. Di Caprio-Belfort a las órdenes de Scorsese exprime un fragmento de la corrupta biografía de un sabio retorcido y mentiroso que se convierte en el rey de su particular mundo en un lujoso transalántico (¿Posible ironía hacia Titanic?), que chocará contra el F.B.I. en forma de iceberg destructivo que hundirá irremediablemente el imperio 'Belfort' fundamentado en la corrupción y el fraude. "El Lobo de Wall Street" es pues una molesta película a la par que divertida, que hace reflexionar sobre todo aquello a lo que está dispuesto a llegar a hacer el ser humano para escalar puestos en una sociedad que sólo da cabida al prestigio que ofrece el dinero y las mujeres, independientemente de los medios utilizados para conseguir el éxito aunque éste arruine a muchos para el enriquecimiento y despiporre de unos pocos.

 

Personajes de candente actualidad ya sea en la clase política o en reconocidas entidades bancarias en España vienen a mi mente mientras observo todo el despilfarro de determinadas personalidades que se han aprovechado de todos los ciudadanos, al igual que la compañía inversora de la película. Supongo que las tarjetas opacas de Miguel Blesa, Rodrigo Rato (y los suyos), todos ellos unidos a Fabra, Luis Bárcenas, todos los implicados en el caso Gürtel, todos los culpables de la deblace en las cajas de ahorros, los organizadores de fraudes con las preferentes bancarias, los engañadores de los cursillos ficticios por los sindicatos y demás ladrones y sinvergüenzas se verán reconocidos como hipócritas avariciosos y mentirosos al igual que el Jordan Belfort del presente film. Todos aquellos que han contribuido de manera directa a que suframos la crisis económica actual. En definitiva, hay mucho Lobo de Wall Street por ahí suelto, demasiadas bestias enfermas de Babilonia, que con sus mentiras, robos y excesos han hundido el bienestar del que antes disfrutábamos y que de manera injustificada casi ninguno es encarcelado contraviniendo las leyes que deberían amparar a la igualdad de todo ciudadano español. Para más inri, si uno de estos repelentes ladrones es culpabilizado y encerrado, con el tiempo después de cumplir su condena es presentado en televisión como gurú y telepredicador al igual que Mario Conde (ex-banquero), siendo capaz de vendernos un bolígrafo aunque no nos hiciera falta. La vergüenza del estado español, son sus particulares políticos y banqueros lobos del Íbex 35.

 

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