EL CLÁSICO BÉLICO DE FRANCIS FORD COPPOLA
La película de Coppola se considera como la odisea cinematográfica más dificil de rodar en toda la historia del cine. Las adversidades atmosféricas, la complicada situación geográfica y política, los delirios de Marlon Brando y una multitud de problemas encadenados estuvieron a punto de dar al traste con esta producción que adapta la obra: En el corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, que Coppola guionizó junto al portentoso e infravalorado John Milius ("Conan enBárbaro (1982)", "Adiós al rey (1988)"...). De alguna manera la travesía que hace el personaje de Martin Sheen para encontrar a Brando-Kurtz y matarlo debido a su locura y depravación de militar de alto rango que se ha convertido en un semidios de la guerra, me recueda al viaje que realizan los muertos en la mitología griega por el río Estigio en la barca de Caronte para llegar al inframundo. La enajenación de los militares americanos en el infierno de Vietnam es más que palpable, de ahí se traduce su mensaje de recalcado antibelicismo.Robert Duvall dirigiendo esa marcha de libélulas mecánicas disparando y bombardeando con la marcha Valkiria de Wagner, centrando más interés en el las olas que en el asalto para hacer surf, con ese monólogo sobre el olor a victoria del napalm, que resuena todavía en todo aficionado al cine que se precie. Los compañeros de Sheen surfeando y bailando al son de los Rolling Stone yJim Morrison son la imágen de una época que EEUU trató de ocultar y tergiversar. El violento e injustificado abordaje a un barco matando a todos los tripulantes para sólo salvar a un cachorrito de perro muestran el salvajismo y sinsentido de aquella guerra. La llegada al infierno del que Brando es dueño y señor con sus palabras de inclasiflicable metalingüística hablando de las contradicciones del hombre y los traumas de experiencias en la batalla son toda una alegoría sobre el absurdo del ser humano belicoso.
Toda la película se convierte por obra y gracia de unos selváticos ambientes oscuros y apocalípticos en una muestra de denuncia en contra de cualquier conflicto. Las sombras y claroscuros del director Vittorio Storaro intensifican las tinieblas en las interpretaciones de la película, los planos de Coppola favorecen una especie de estado de ensoñación continua a causa de una posible aspiración opiácea. Apocalypse Now clarifica que el desastre, la locura y la muerte son la única recompensa para aquellos que luchan por ideales de dudosa finalidad....Y esa finalidad (como el coronel Kurtz susurra entre sombras) es el HORROR. Un horror rodado tanto fuera como dentro de plano para todos los integrantes del film, como para todos aquellos espectadores que tengan la ocasión de apreciarlo. Una película que sufrió los caprichos deMarlon Brando dadas sus reiteradas ausencias en el rodaje, el sorprendente cambio de aspecto que mostró con sobrepeso y rapada de cráneo (que Coppola intentó disimular con la oscuridad en su rostro), las repetidas improvisaciones y la obstinación por reflejar su propia personalidad desquiciada en el personaje de Kurtz, intensificaron la leyenda de un film bélico mítico, que se postula en un primer lugar seguido a mi juicio de "Platoon (1986)" y "La chaqueta metálica (1987)".
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