ULTRÓN O EL MODERNO PROMETEO.
En esta ocasión la amenaza para destruir la tierra no viene de fuera, no es extraterrestre, y obligará a los llamados 'Los Vengadores' a emplearse a fondo...Joss Whedon abandona el barco de sus vengadores (no estará en 'Infinity Wars- Vengadores 3 y 4), imprimiendo un mayor grado de oscuridad y complejidad psicológica a sus desmesurados superhéroes. Mi impresión al ver el prólogo de 'Vengadores: Era de Ultrón' fue que esta secuela iba a dar más de lo mismo: Entretenimiento, vorágine infográfica plagada de grandiosas secuencias de acción, chistes fáciles y por supuesto, heroicidad, infantil e inspiradora...pero 'La era de Ultrón' es todo lo anteriormente comentado y más. Para mi sorpresa esta segunda parte contiene bajo las aspiraciones defensoras de los científicos Tony Stark alias 'Ironman' y Bruce Banner, más conocido como 'Hulk' una aleccionadora lección sobre los peligros que conlleva la ciencia. Y es que en su afán por salvar la tierra de las graves amenazas que la acucian, los científicos en su ceguera pueden crear elementos que se escapen a sus intenciones y acabar por realizar lo contrario de lo que buscan.
Cuando a Stark y Banner se les escapa de las manos el proyecto Ultrón, no son capaces de entender en un primer momento que desatar un poder que no puede controlarse, bajo una inteligencia artificial con un modus operandi basado en la libertad de pensamiento, puede desencadenar el principio del fin de la civilización conocida. Al igual que los creadores de la bomba atómica o el mismísimo creador de la criatura de Frankenstein, las buenas intenciones científicas se tornan en desastre haciendo peligrar la vida humana. Aquí Ultrón bien podía ser una mezcla de bomba H y el moderno Prometeo, buscando la quimera de salvar la civilización no distinguiendo la delgada línea entre la salvación y la exterminación.
El sermón de los peligros de la ciencia subyace pues en una secuela espectacular, quizá con menos chispa que su antecesora, pero con el firme propósito de terminar el complejo y admirable puzzle marveliano que se produce con cada título nuevo de una de la franquicias más taquillera de la historia. Por otro lado la introspección en la mente de todos los héroes Marvel en esta secuela es de resaltar, con una profundidad que se agradece después de observar que en anteriores ocasiones las intenciones superheróicas eran más bien planas en contraposición con los héroes de D.C. tales como Superman y Batman. La era de Ultrón triunfa en su obligación de entretener y divertir, y como en este caso, si es capaz entre tanto efecto infográfico, explosiones, acción de vértigo y heroicidad inspiradora, de dejar sobre la mesa temas como la responsabilidad ante los peligroso avances científicos, el trabajo en equipo y la eterna lucha del bien contra el mal, yo ya me doy más que por satisfecho. Por supuesto, el que escribe sigue gozando con las tortas de Hulk, el cachondeo de Ironman, el patriotismo de Capitán América, el bruto refinado de Thor, la peligrosa belleza de Viuda Negra y la humanidad certera de Ojo de Halcón, entre otras virtudes de los personajes que leí y disfruté en mi juventud.
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