MI ILUSIÓN DESCALABRADA (Aunque no hay mal que por bien no venga)
Año 1996. Cayó en mis manos a los 16 años un suplemento de la revista Canal+ en la que en uno de sus artículos aparecía una noticia sorprendente: George Clooney será Batman (en dicha noticia salía 'Clooney' con los brazos cruzados en actitud chulesca y con gafas de sol). En el escrito del suplemento se detallaba que Joel Schumacher de nuevo dirigiría la cuarta película de la franquicia Batman con la que el protagonista de la televisiva 'Urgencias' y de la alocada 'Abierto hasta el amanecer' iba a enfundarse el traje y la capa del héroe de Gotham cogiendo el relevo al polémico Val Kilmer. Pero a mí lo que me dejó perplejo fue leer que el villano de esta función respondía al nombre de alguien que yo he admirado desde que tengo uso de razón: ¡El gran Arnold Schwarzenegger sería Mr Freeze! No podía creérmelo, dos de mis héroes de mi infancia (en cine y cómic) se enfrentarían en una película. La ilusión me invadió y empecé a recopilar todo tipo de información sobre el proceso de creación de la película. Junio de 1997. Movido por mi entusiasmo de adolescente cogí el autobús y me desplacé hasta la capital aragonesa de Zaragoza en la que sabía que se iban a inaugurar los cines Warner con la proyección de Batman y Robin.
No pude ver la película, pero sí acercarme a mi ídolo y regalarle un puro Cohiba en un hecho que jamás podré olvidar (gracias al estreno de Batman y Robin pude ponerme al lado de Schwarzenegger para que recogiera mi regalo). Después moviendo la enormidad de su cuerpo se marchó, no sin antes saludarme con su pulgar y satisfacer el sueño de uno de sus fans al atenderme tan amablemente. Unos días después (y ahora viene lo malo), tuve al ver Batman y Robin una de las experiencias cinematográficas más amargas de toda mi vida. El principio de la película de Schumacher me resultó una mala calcomanía de Batman Forever con un George Clooney con su disfraz que parecía un búho maltrecho apretado y que embutido con desgana le comentaba a Robin al verlo montar en su moto antes de entrar en acción: -Por esto es por lo que Superman trabaja solo-. En un absurdo comienzo los aquí farragosos héroes se lían a tortas con (que él me pedone), la nevera andante de Schwarzenegger que al empezar a escuchar sus absurdos diálogos me provocaron dolores estomacales muy cercanos a la indisposición de vientre. La cantidad de tonterias que estaba visionando en Batman y Robin comenzaron a crearme un malestar inaudito. Todo se fue (y perdónenme por la expresión) a la mierda más todavía, cuando salía en pantalla un estúpido personaje encarado por una Uma Thurman avergonzante en el papel de Poison Ivy. En un intento baldío y desafortunado 'Thurman' intentaba equipararse a la Catwoman de 'Pfeiffer' presentándose como villana con estrambóticos disfraces, peinados irreverentes y acompañada por un gigante descerebrado ('Bane' mejor dicho ..Algo parecido a 'Bane'). Nunca podía haber imaginado que todo el estupendo elenco actoral, todo el dinero invertido y toda mi ilusión de 'Batmaníaco' pudieran tirarse a la basura de tal modo con tanto descaro y de una manera realmente insultante y descorazonadora para mí. A Akiva Goldsman como guionista de este pastiche en el momento de firmar el guión de Batman y Robin deberían haberle prohibido seguir escribiendo, menos mal que tiempo después ganaría el Oscar por Una mente maravillosa de Ron Howard. Ni 'Goldsman', ni 'Schumacher', ni nadie perteneciente a la cuarta parte de Batman parecía consciente del tufo maloliente que se estaba mostrando al gran público. La película contando con la todavía más innecesaria gorda disfrazada de 'Fatgirl' terminaba de poner la guinda a un pastel agrio y caducado en el que todas las interpretaciones dan pena y todo el visionado de la película me enfadó hasta límites insospechados al ser testigo de que nadie se había tomado su trabajo en serio para dar un mínimo de calidad a una adaptación de uno de los mejores héroes de D.C.
Las secuencias de acción de Batman y Robin son una triste visión con un 'Schwarzenegger' payasesco congelado repetitivo y frustrante que únicamente se salva por los íntimos momentos en el asilo Arkham al crear de un témpano de hielo la imagen de su mujer comatosa en forma de caja de música a la vez que suelta una lágrima digital. La pugna entre Batman y Robin por conseguir los favores de Poison Ivy me resultaron inaguantables, (el momento tarjeta de crédito me sacó de mis casillas)...Y mejor no sigo. Lo dicho, mi ilusión descalabrada. Esta cuarta parte me resultó tan ofensiva, bobalicona e hiriente que si hubiera tenido la oportunidad hubiera escupido a la cara a todos sus artífices. DATOS: El film recaudó 238 millones de dólares (el que menos de toda la saga). Sylvester Stallone se barajó en un primer momento para ser Mr Freeze (ojalá lo hubiera hecho en lugar de 'Arnie'). Una última cosa, lo único que merece la pena en esta penosa película es el nostálgico Michael Gough (el eficiente mayordomo 'Alfred' de toda la saga del murciélago hasta entonces) con una salvable interpretación debido a que tiene las mejores frases de la película. El resultado de Batman y Robin fue una pausa de 8 largos años para ver de nuevo a mi héroe en pantalla.
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