Cuando asistí a la proyección de "La teoría del todo", me quedé con un sabor agridulce. Por un lado me impresionó la impecabilidad de Eddie Redmayne para encarnar la figura de
Stephen Hawking, pero por otro creo que peca de autoconsciencia, dándose la importancia de la persona a la que interpreta, como si en todo momento antes del progresivo deterioro de su
físico, ya supiera a lo que estaba destinado. Hay momentos en los que te olvidas de Redmayne y solo ves a Hawking. La caracterización de las atrofias y los impedimentos corporales del famoso
cosmólogo y físico abordadas por Redmayne, son de una factura sobresaliente comparándolo con el Hawking real. Durante el transcurso del film recuerdo historias reales como las de John Nash en
"Una mente maravillosa (2001)" (nominación para Rusell Crowe), "Mi pie izquierdo (1989)" (Oscar para Daniel Day Lewis) y "Mar adentro (2004)" (Oscar a la mejor
película extranjera), en las que mujeres que se colocan como baluartes del matemático Nash, el pintor y escritor Christy Brown y el defensor de la Eutanasia Ramón Sanpedro, tienen un papel
preponderante en la figura del los hombres a los que aman y cuidan. Así pues, la interpretación de Felicity Jones como enamorada del brillante disminuido físico, toma un carisma esencial y
de especial importancia en el desarrollo y avance de la biografía de tan destacada figura, tomando la relevancia de actrices con personajes de parecida índole cinematográfica, tales como
Jennifer Connelly en el film de Ron Howard, Brenda Fricker en el de Sheridan y Belén Rueda y Lola Dueñas en el de Amenábar.
Detrás de un gran hombre al parecer siempre hay una gran mujer y a Hollywood esto no le pasa desapercibido, por lo que en "La teoría del todo" la personalidad de Hawking queda supeditada a
la de su esposa, su esfuerzo, dedicación y cuidados hacia un hombre clave para entender el universo en el que vivimos, sirviendo de ejemplo de superación y entusiasmo a toda la humanidad, pasando
por encima de las más crueles secuelas físicas para seguir viviendo con dignidad. -Mientras haya vida hay esperanza- llega a decir Hawking-Redmayne, que en esta correcta pero demasiado
académica y melodramática película logró el Oscar a mejor actor 2014, ganando a un Michael Keaton (que a mi juicio debería haber sido el ganador por "Birdman"). "La teoría del todo" no aborda del todo como a mí me
gustaría la mentalidad prodigiosa de Hawking, sin llegar a ahondar en el origen de las conclusiones e ideas de tan destacada personalidad (pasando del origen del "todo" por "la nada", y de ahí a
la mano creadora de Dios), para adentrarse en los sinsabores de su vida, de una manera un tanto descafeinada y sensacionalista, pero eso no quita para que Redmayne y Jones salgan estupendamente
bien parados en los magníficos roles de los sufridos y valientes personajes a los que interpretan. "La Teoría del todo" es ellos...sus personajes.
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