Peter Berg después de cumplir con oficio en "Hancock (2008)" y "El Tesoro del Amazonas (2003)", y de tocar el tema de la lucha antiterrorista en "La sombra del reino (2007)", adaptó las vivencias del soldado de los Navy Seals (Marcus Luttrell) en su libro "Lone Survivor". A modo de homenaje a los caídos en la operación "Red Wings", "El último superviviente" se erige como una película intensa y emocionante, que mereció más en el año de su estreno 2013, tan solo recibiendo dos nominaciones a los Oscar, en el apartado de sonido y mejor montaje de sonido, aunque eso sí, también recibió el honor de la "National Board of review", como una de las 10 mejores películas de año, además de la nominación de mejor guión adaptado por el sindicato de guionistas, y el premio a mejores especialistas de acción de la "Screen actors guild" entre otros galardones . La operación "Red Wings" consistió en la búsqueda y eliminación de un caudillo talibán, en un poblado Afgano en el año 2005. Berg se las arregla tanto en el guión como en la dirección de "El único superviviente" para crear, con eficiencia y laboriosidad, la que a mi modo de entender, es su película más personal e intimista. La narración de "Lone Survivor" es la de un grupo de soldados de élite, entrenados bajo las más estrictas y duras condiciones, llegando a los límites de las capacidades físicas y mentales del ser humano, con el único objetivo de servir a su país. Los 4 Navy Seals que encarnan Mark Wahlberg, Taylor Kitch, Ben Foster y Emile Hirch, son inesperadamente sorprendidos en su misión por unos pastores de cabras, y sometidos a la encrucijada moral de dejarlos con vida a sabiendas de poner en riesgo las suyas propias.
El posterior acoso y encajonamiento violento al que son empujados los Seals en las abruptas e incomunicadas localizaciones Afganas, serán el nudo de una película impactante y dolorosa. De algún modo el director de "Very Bad Things (1998)" consigue una extraña mezcla entre "Black Hawk derribado (2001)" de Ridley Scott y "La Pasión de Cristo (2004)" de Mel Gibson, a través de unas escenas desgarradoras en las que los valientes y sacrificados soldados son expuestos a todo tipo de caídas, disparos y cortes, que de una manera contagiosa acaban por transmitir su angustia al espectador. La saliva y el sudor de los cuatro soldados, acabarán por tornarse en densa y roja sangre por la multitud de profundas heridas, derivadas de las sofocantes barreras orográficas, horadados cortes en los que la metralla se introduce en la carne, y huesos astillados, que pusieron a prueba el aguante y la valentía de los soldados, mientras se hace todo lo posible por rescatarles. Un film verídico y descorazonador que Peter Berg tardó en rodar en menos de 2 meses, y con un presupuesto de 40 millones de dólares, en los que tanto Mark Wahlberg como Taylor Kitch rebajaron su sueldo considerablemente.
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