Un hombre "normal" desea volver a casa...El problema es que el protagonista de esta película está indignado, se descontrola y decide dejar su coche en pleno atasco, acosado por un sofocante calor, incentivando aun más si cabe su frustrante situación...Este es el comienzo de "Un día de Furia", película nominada en Cannes a mejor film y que dirigió con pulso y una ejecución reivindicativa uno de los directores más irregulares de Hollywood, capaz de lo peor "Batman y Robin (1997)" y de aquello que resulta admirable, llamando la atención con piezas tan interesantes como "Asesinato en 8mm (1999)", "Jóvenes Ocultos (1987)", "Tiempo de matar (1996)" y el presente film. Un viaje a los infiernos de Bill Foster (un majestuoso Michael Douglas), un trabajador en una empresa armamentística, que es despedido, excluido socialmente y económicamente, además de apartado de su hija, por los supuestos malos tratos (no demostrados) hacia su exmujer Barbara Hersey. Bill Foster (Douglas) en una especie de enajenación social, se convertirá en un guerreo urbano, un padre de familia que desea regresar por legítimo derecho a estar con los suyos. Pero la sociedad que le rodea, mediante distintas adversidades que el protagonista va encontrando, de algún modo u otro ahondan en su malestar de irritación hacia el modo de vida yanqui. Sin techo pidiendo limosna, desahuciados, parados pidiendo trabajo en las calles, inmigración masiva, delincuencia, abuso de poder hacia los trabajadores y el sueño americano pisado por las mismas personas que lo crearon.
Una rebelión personal que cual fiebre enfermiza y violenta, van sumiendo en el transcurso de su viaje a casa, a un Bill Foster que se ve a sí mismo como juez, jurado y verdugo de todo aquello que él repudia mediante una justicia a pie de calle. Ajusticiar a unos pandilleros, dejar claras sus condiciones personales a un dependiente de tienda, sacar un arma en una hamburguesería sembrando el pánico colectivo para soltar su opinión sobre la comida basura y la publicidad engañosa, castigar a un neonazi homofóbico, defender los derechos sobre lo que él concibe sobre la propiedad y reivindicar su puesto en la sociedad, son algunas de las razones que llevan a nuestro perturbado protagonista a un camino sin retorno...El personaje de Robert Duvall, un policía que se jubila el mismo día que Foster decide sublevarse contra todo y contra todos, será el uno de los pocos testigos que conocerán las razones finales de las correrías de este justiciero de ciudad. "Un Día de Furia" es una demoledora tragedia que habla de la dolorosa e insensible sociedad que nos rodea, a través de los ojos de un hombre cansado, derruido e irascible, que decide ir a un lugar en el que sentirse seguro..Una familia que ya no le tiene en cuenta, que le ve como a un peligro en un entorno hostil deshumanizado y en el que se ha perdido toda esperanza en una metrópoli de asfalto, acero y personas a las que no se les reconocen sus derechos individuales. Michael Douglas encara un personaje difícil, extraño, doloroso e incisivo, que actúa como un ejecutor de lo que él cree como justo, y al que Robert Duvall parará siendo el único personaje del lado de la ley que resulta agradable, honorable y cumplidor de su deber. La Furia no es buena consejera, ni cuando tenemos razones para tenerla...
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