Varios son los motivos que me llevan a hablar de "Una historia de venganza". El guión del español Javier Gullón para una película de Hollywood, la producción de Darren Aronofsky ("El luchador", "Cisne negro"), la producción también de Arnold Schwarzenegger con su productora "Oak Pictures" y claro, la interpretación del coloso de Austria en la que es su primera incursión en un film basado en hechos reales. Lo cierto es que Schwarzenegger hace tiempo que dejó de ser el que fue, pero demuestra una vez más que es capaz de reinventarse, y si en su momento hizo reír al espectador después de haberlo entusiasmado con sus películas de acción en los 80's y 90's, ahora en la primera década del nuevo milenio, su esfuerzo se agradece al introducirse en un registro dramático que se inició con "Maggie (2015)", sorprendiendo a la crítica con su dura y demoledora interpretación. En "Una historia de venganza" (Aftermath), Arnold sigue en su afán de despejar las dudas sobre su registro dramático ofreciendo de nuevo un desgarrador personaje que pierde a su familia en un accidente aéreo.
Lo doloroso para Roman Melnik (Schwarzenegger), además de haber perdido a su esposa y a su hija embarazada, es que nadie en ningún momento le pide disculpas, ni los responsables del control áereo, ni la compañía de vuelos, ni tan siquiera los abogados que le ofrecen de una manera totalmente insultante ser cliente premium de la compañía junto a una cuantiosa suma de dinero. No, lo que Melnik quiere son disculpas, pedir perdón mirando la foto de su familia, un perdón sincero, mostrando un mínimo de respeto ante tan lacerante tragedia. El desasosiego, la soledad y la ira provocarán que dos personas, uno víctima y otro responsable (Scott Mc Nairy), crucen sus caminos para un desastroso final para ambos. El desconocido para mí Elliott Lester, no da de sí en su película todo lo que yo hubiera esperado con los atractivos alicientes de Schwarzenegger, Aronofsky y el libreto de un guionista español, lástima porque la película se coloca a la altura de las dudosas bondades de un telefilme de sobremesa debido posiblemente a Lester. Arnold de nuevo reivindica con su curtida y venerable presencia un lugar para ser remarcado como un buen actor, un hombre devastado por la pérdida y que no encuentra su lugar en el mundo si no es buscando y hallando al culpable de su drama, con la idea de colocarse delante de él y exigirle las tan ansiadas disculpas del personaje de Mc Nairy, alguien que pasa su particular infierno al ser responsable de tantas vidas humanas.
En otro tiempo un fan de Schwarzenegger hubiera desdeado disparos, frases lapidarias, acción y diversión a raudales, a estas alturas, uno consciente del paso del tiempo, agradece un rol atípico en un actor que ya es consciente de su avanzada edad, dejando de lado su rigidez para dar paso al melodrama, al llanto, al dolor, en unos hechos inspirados en los desgraciados acontecimientos ocurridos en 2002 en los que el verdadero Melnik se presentó como voluntario en la ayuda del accidente, aún no siéndole permitido al ser familiar de las víctimas. Una película que deja claro que la venganza es un sentimiento que provoca un demoledor dolor, tanto el que la causa como el que la padece, y que el único camino para seguir con una vida digna y respetable es el perdón, ya que si nos dejamos llevar por la "vendetta", seremos objeto de una enfermedad contagiosa y virulenta, cuyo único remedio es la compasión.
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