Me sorprende la cantidad de detractores que se ha ganado la última película de Sylvester Stallone con su último Rambo, hasta su mismísimo creador David Morrell ha arremetido contra él, aunque en mi humilde opinión este señor ha perdido cualquier tipo de dominio (y opinión) del personaje ya que en su novela el primer Rambo moría, por lo que el veterano de Vietnam toma unos derroteros completamente distintos en cine.
Stallone vuelve 11 años después como John Rambo continuando con aquel final que lo colocaba en su anterior aventura a las puertas de su rancho, y ahora podemos verle como rehabilitado ciudadano, siendo voluntario para misiones de rescate y rastreo en su comunidad, además de llevar una vida familiar en las funciones de tutor de una adolescente hispana ayudado por la empleada del hogar que durante muchos años ha trabajado para la familia Rambo.
El trauma, el pesar y la tragedia persiguen al guerrero eterno, que parece intentar calmar su furia domando caballos, haciendo vida en unos túneles debajo de su rancho, forjando armas y herraduras y adormeciendo su furia asesina centrándose en la educación de una niña que vive obsesionada con el abandono de su padre biológico.
Encuentro en el guion de Stallone una coherencia que muchos quizá no vean, pero que a mí me parece muy razonable, y puede que simple, pero esta quinta entrega a modo de despedida nos da a un Rambo al que quizá no estemos acostumbrados, con el pelo cortado, siendo una fusión del Charles Bronson en su última etapa de justiciero, un Michael Myers sin máscara musculado, y un Jason Vorhees brutal matando de las maneras más salvajes, retorcidas y dolorosas.
La trata de blancas en la frontera mejicana parece que ha servido para vilipendiar a Stallone en la era Trump, pero yo obviaré todas estas opiniones para resaltar el mérito de un señor con más de 70 años luchando por mantener su legado de actionman, que tiene mucha valía para ofrecer entretenimiento bruto y descarnado, en la que parece puede ser una despedida digna, triste y crepuscular, y a mi modo de ver de una manera mucho mejor que por ejemplo ese “Logan”(2017) que me aburrió soberanamente.
A modo de curiosidad comentar que el filme se rodó en Tenerife, y que en su última aventura Sylvester Stallone se acompaña de unos eficientes actores españoles como Sergio Peris Mencheta, Óscar Jaenada y Paz Vega.
Parece ser que Rambo Last Blood saldrá rentabilizada dado su presupuesto, y tal y como funciona su recaudación, pero quedará lejos del éxito de la película anterior, lo que me lleva a pensar en que realmente Rambo acaba aquí...