Cuando uno lee semejante título, si es que no sabe nada de esta película, se puede pensar en algún film de género bíblico…. Nada más lejos de la realidad.
La ira de Dios fue una de las películas que pude grabar en mi VHS doméstico, creo recordar que la emitieron en la 2 de televisión española, y aunque yo era muy pequeño, y no muy aficionado al wéstern hasta que no cumplí más edad, pude apreciar a mi juicio la mejor obra del director Ralph Nelson.
En tierras mejicanas en los años 20, un vividor irlandés llamado Emmett es coaccionado por un sinvergüenza y gordinflón que responde al nombre de Jennings para transportar un cargamento de alcohol, dicho cargamento contiene en realidad armas, lo que desencadenará el encarcelamiento de Emmett, Jennings y…..un sacerdote con el cuerpo de Robert Mitchum, que de la noche a la mañana serán reclutados por el coronel Santilla para liberar una pequeña población asolada por un tirano llamado De la Plata (Frank Langella), que no tolera la celebración de misas y se deshace de cualquier sacerdote que pise sus tierras.
La ira de Dios es un simpatiquísimo film que me atrajo sobre todo por la cordialidad de los tres protagonistas, que entre engaños, honor, amistad y valor se enfrentarán a un estupendo villano encarnado por un Langella que hace de su personaje todo un hilarante malhechor de altura, y que, debido a su rechazo a la religión, la locura, el nulo pestañeo de sus ojos, además de sus muecas, no me extraña que años después interpretase a Drácula.
Por su parte Robert Mitchum era la tercera vez (que yo sepa) que fingía ser sacerdote, después de La noche del cazador y El Póker de la muerte, mediante un personaje llamado Van Horn, un predicador simpático, con chascarrillos memorables, que le hacen parecer algo que no es, un cura fingido que ofrece sacramentos, y que da esperanza a un pueblo necesitado de la fe necesaria para acabar con el sinsentido y la maldad que imprime De la Plata.
El pulso narrativo del director Ralph Nelson no decae en ningún momento y, ya sea en escenas de corte íntimo, como la celebración de confesiones, bodas y bautizos de los campesinos mediante la mano de Van Horn, y la acción de las ráfagas de metralleta Thompson, los puñetazos, los chistes, y escenas como la carga final contra la hacienda de De la Plata, todo ello, hace que el conjunto sea digno de verse y disfrutarse.
Por otra parte, me quedaría a medias si no comentase que uno de los ingredientes estrella de La ira de Dios es sin duda, la música del argentino Lalo Schifrin (Misión Imposible, Harry el sucio), y dejo para el final la guinda del pastel, al ser la película la última aparición en pantalla de la gran y recordada Rita Hayworth (Gilda).
Frases: -¡¡Nos llevaremos estupendamente!!- -Prometo ser bueno-
Dedicado a José de Blas Pérez (Pepe), y a toda su familia de Falces (Navarra)