Siento un profundo respeto y admiración por nuestros mayores, de hecho “en mis tiempos”, en vez de hacer el servicio militar elegí servir de una manera diferente, realizando lo que se conoció como la Prestación social sustitutoria, que en mi caso hizo que todos los días después del trabajo fuera a preparar y servir las mesas en la residencia de mi ciudad de Corella, en donde conocí a personas maravillosas, únicas, que se añadían a seres humanos estupendos que me enseñaron a respetar y amar a mis mayores, tales como mi abuelo Rafael y mi querida vecina Teresa.
Todos los ancianos con los que compartí experiencias han quedado marcados a fuego en mi recuerdo, y la película de Julio Mazarico “Surcos”, ha devuelto a mi memoria pequeños momentos con mis amigos los abuelos.
“Surcos” no solo es un homenaje a nuestros queridos mayores, sino también una sentida veneración al cine. Los cinco capítulos que componen la película muestran que Mazarico comparte conmigo el gusto por el cine bien hecho, y claro está al amor por nuestros mayores, los cinco capítulos: “Cocoon”, “Una historia verdadera”, “Nebraska”, “El hijo de la novia” y “Grandma”, componen una película de un marcado sentimiento navarro, con actores la mayoría primerizos, pero que reflejan en sus rostros lo duro (o jodido) que es hacerse viejo, y que en ocasiones, lo único que se quiere cuando uno está entrado en años, es que se le escuche, mantener con sus allegados una fluida comunicación que en muchos casos no llega nunca, un lenguaje que haga brotar de las arrugas y los surcos de la experiencia humana un ejemplo de brotes verdes dirigidos a una juventud demasiado preocupada, inexperta y en ocasiones hasta anodina para con sus mayores.
Se ve que Mazarico ha buscado con mimo a la hora de colocarse a los mandos de su primer largo, influenciado con cineastas como Ron Howard, Lynch, Campanella o Alexander Payne para hablar en tiempos del cruel Coronavirus de los que más han sufrido con esta dolorosa y trágica enfermedad, y todas sus imágenes y diálogos son tamizados en un producto enteramente navarro, quedando todo impregnado del folclore de la comunidad foral, cristalizando en esa particular exaltación en Pascuali bardenera con jota incluida hacia “Una historia verdadera” de David Lynch.
Todos mis respetos hacia “Surcos” por su emotividad, elocuencia, sencillez y honestidad que la convierten en un canto de respeto hacia nuestros mayores a la vez que se homenajea el buen cine, y de paso haciéndolo todo muy navarrico ¡¡ Bien por Mazarico!!